domingo, 31 de enero de 2010

El Guión Perfecto: /8

Otro sonido metálico, crujiente... ¿los elásticos de una cama vieja? ¿Se habría acostado? ¿Estarían sus largas piernas extendidas a lo largo de la cama, sobre sábanas limpias? ¿O descansaban sobre las huellas de algunas noches de amor?

martes, 26 de enero de 2010

ESC.73 EXT. ROMANOS & LIBROS (FLASHBACK) -- DÍA

En San Martín de los Andes, allá a mediados de los 80, había apenas dos librerías. Tres, en realidad. O una. Todo depende del ojo del observador. La única librería de verdad estaba llena de ejemplares "de catálogo", como las que aun pueden verse en calle Corrientes. Sin embargo, era un lugar agradable: el dueño era un amigo, y mi madre trabajó allí un tiempo. Fue la primera en cerrar.
Las otras dos "librerías" eran en realidad comercios de otro tipo, que incluían libros. Una de ellas (Athos Tabac) era el principal kiosco de diarios y revistas, y tenían la buena conciencia de traer otros productos de lectura que podían ser considerados interesantes. La otra (La Bámbola), era al mismo tiempo casa de regalos, disquería y librería en grado mínimo.
En la vidriera de esta última fue que lo vi. Diecisiete por veintidós. Tapa negra, diseño clásico. Trescientas páginas de papel pesado y resistente. Se llamaba "El libro del cineasta amateur", y el autor en tapa se mencionaba solo como "Monier". No tenía idea de quién pudiera ser este buen señor, pero sí me enamoré rápidamente de la idea de poder tener entre mis manos un "manual" que encerrara la respuesta a algunos de los misterios de ese arte que había comenzado a desvelarme.
Entré a la librería y pedí verlo. Era pesado, duro, kilo/kilo y medio de sabiduría. El nombre completo del autor era Pierre Monier, el título original era Le Nouveau Cineaste Amateur, y aunque la edición española databa de 1976, el original era de 1957.
En aquella época, toda esa información no me decía mucho. Aun cuando comencé a hojear el libro y las fotos me parecieron extrañamente antiguas, no medité mucho sobre la actualidad del texto en relación con lo que era el séptimo arte en ese momento. Cualquier cosa que leyera, iba a contener información preciosa para mí, que era un lego completo.
La concreción definitiva de aquel amor imposible llegó de la mano del precio: empezaba con el número 5, pero no me acuerdo cuántos ceros iban después, ni de cuál moneda argentina se trataba. Lo que sí era seguro, es que no podía pagarlo. Me resultaba carísimo para aquella época.
El libro regresó a la vidriera y yo, a la calle.
A lo largo de aquel año, cada paseo mío por el centro de San Martín, incluía una pasada por La Bámbola para ver si el libro continuaba allí. Una vez entré a preguntar cualquier otra cosa, solo para asegurarme que el libro, que ya no estaba en vidriera, continuara en la mesa interior de la librería. Sí, lo estaba. No, aun no podía comprarlo.
Y entonces, intercedió el cine... quiero decir, el destino.
Llegó el verano, y el rumor se extendió rápidamente por todo el pueblo: un grupo de cineastas canadienses iba a filmar una película en el pueblo. El nombre del film iba a ser Normanicus (aunque luego se estrenó con el nombre de Norman's Awesome Experience). La cosa iba así: un científico americano llamado Norman, era transportado accidentalmente en el tiempo junto a una modelo y su fotógrafo de modas, hasta llegar a la Suiza controlada por los romanos, en el siglo 1 después de Cristo. Los viajeros convencen rusticos aldeanos suizos de que combatan contra las fuerzas del malvado emperador Nerón.
Se entiende que la experiencia de Norman fuera "awesome".
Gracias a las vicisitudes de la economía internacional, filmar en San Martín de los Andes era más económico que ir a Suiza, así que allí llegó el carnaval del equipo canadiense a filmar su película, y revolucionando temporalmente el pueblo. En principio, los que más trabajo se llevaron, fueron los carpinteros que contrataron para construir la villa de los guerreros. Era magnífica de ver, aunque fuera espantosa: era parte del proceso cinematográfico.



Luego llegó el turno de la filmación. Muchos conocidos comenzaron a formar parte de las jornadas: a uno de ellos le pagaron un excelente dinero por lanzarse a lago desde 20 metros de altura. Verlo caer como un meteorito fue la primer demostración que tuve de que en el cine, no todo es simple "parecer".
Las últimas dos semanas de filmación, fueron dejadas para lidiar con las complicaciones de las escenas de lucha entre el ejercito romano y los "salvajes". Allí iban a ser necesarios decenas de extras, y comprendí que era mi oportunidad de ver la película desde dentro. Me anoté como extra. Me tomaron como soldado romano. Será el 75% de sangre italiana que llevo dentro.
Las dos semanas fueron pesadas y larguísimas. El set daba la impresión de ser bastante caótico, determinadas situaciones quedaban en una nebulosa entre drama, comedia y acción. Trataban de enseñarnos a marchar en formación, pero con solo un día era imposible lucir siquiera como un ejercito de romanos de jardín de infantes. Por mi parte, tenía puesto un peto metálico hecho de un metal liviano, que se recalentaba al rayo del sol y me quemaba el cuello y los hombros.
A la semana de sufrir quemazones, me pasé sin pedir permiso al bando de los arqueros: el peto era de cuero en vez de metal, y teníamos arcos y flechas. Las flechas tenían punta de goma, pero los arcos estaban bien tensos; definitivamente, comprendí que eran peligrosos cuando una flecha se me escapó trazando un amplio arco y pasando a escasos centímetros de la cabeza del director. Se puede decir que estuve apunto de entrar al mundo del cine de manera espectacular... por la puerta delictiva.
Pero el director sobrevivió, y yo pasé dos semanas maravillosas escuchando los consabidos "acción", "cut", viendo como acomodaban las luces, observando las cámaras (en un post anterior, comenté la sensación de mirar por primera vez a través de la óptica de la cámara 35 mm... bigger than life), viendo stunts geniales (incluyendo una bola de fuego que dio de lleno sobre un camarógrafo), sintiéndome parte del proceso de creación de la magia que me deslumbraba cada viernes o sábado desde la butaca.

Pasadas las dos semanas, cobre lo que me correspondía. Contando el dinero, entendí que algo maravilloso extra había ocurrido.
Tenía el dinero justo para el libro.
Fui hasta La Bámbola y lo pedí. Por reflejo, pregunté el precio. Con gesto confuso, la señora que atendía el lugar me dijo 3,5... ella creía haberlo visto más caro, yo sabía que estaba más caro, pero si ese era el precio aquel día de verano, iluminado por el efectivo que me había dejado Normanicus, entonces no había mucho más que aclarar.
El Libro del Cineasta Amateur llegó así a mis manos, cine provisto por el cine.
Descubrí que no era un gran libro, e incluso en contraposición con lo que acababa de vivir, se me hacía patente que el texto había envejecido. Sin embarg, disfruté cada página (aun aquellas que no leí).
El libro aun está conmigo, me ha acompañado en incontables mudanzas.
Y seguirá conmigo. Porque es un símbolo.
Símbolo del comienzo de un viaje que aun no ha terminado, y que espero que no termine nunca.


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viernes, 22 de enero de 2010

El Guión Perfecto: /7


Apoye la mano derecha en la pared, para poder guiarme, y luego empecé a ascender. Resbalé un par de veces: los bordes de los escalones estaban completamente redondeados por las miles de pisadas que habían sufrido, convirtiéndose en una suerte de trampa. Alguien podía morir allí, en una noche sin luna. Alguien debía morir allí; era un escenario demasiado perfecto para que el destino lo pasara por alto.




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martes, 19 de enero de 2010

ESC.72 INT. SERIES '90 -- DÍA

La tapa de la revista Inrockuptibles de enero me atrajo como un zángano a la colmena: en letras grandes, verdes sobre fondo blanco, anunciaba (y prometía) "LOST: EL FINAL". Más abajo, otro título rezaba "La década en series". Segundos después de haber visto esta tapa, la revista estaba en mis manos.
La nota sobre Lost, como suele suceder con tantas otras sobre esta serie-fenómeno, prometía más de lo que entregaba: aunque los creadores dicen que uno puede imaginarse la resolución de la serie viendo su primer capítulo (alguien hizo este ejercicio?), es prácticamente imposible informar en profundidad sobre el final de la serie, ya que no existe suficiente información (o, si se quiere ver desde otro punto de vista, hay un exceso de la misma). La nota, de todos modos, contenía una perla: la existencia de un encargado de continuidad de la serie, un tipo que, como si fuera un personaje de la misma serie, tiene escondidos en un lugar secreto toda la información existente sobre la historia, sus personajes, las vueltas de tuerca, los saltos temporales, etc. El hombre se llama Gregg Nations, y seguramente pasará a ser víctima de múltiples acosos.
El informe "La década en series" me pareció más interesante. Es un repaso sintético pero bien planteado de las mejores series de la década según la revista. Six Feet Under, The Wire, Curb your Enthusiasm, The Office, Dexter, Mad Men, Los Soprano, Weeds / Breaking Bad, 30 Rock, Extras, y las argentinas Okupas y Hermanos y Detectives, son algunas de las series mencionadas.
La nota me hizo repasar algunos nombres de guionistas que se han transformado en productores de sus propias historias: Alan Ball, Tina Fey, Larry David, Matthiew Weiner, David Simon, JJ.Abrams, Ronald D. Moore, Joss Whedon, David Chase, y en el ámbito local, Damián Szifron.
Pensé en compartir con ustedes algunos dichos de estos individuos que he ido recopilando. Sin duda uno puede sentirse identificado con mucho de lo que dicen.

"Entonces trabajaba de coproductor ejecutivo en una serie de televisión (Cybill). Tenía a los personajes y a su mundo metidos en la cabeza desde hacía mucho tiempo, y sólo lo escribí porque... parte de lo que haces en una serie de televisión te divorcia de la conexión emocional con tu trabajo, porque te frena por los motivos más caprichosos. Terminas reescribiéndolo todo porque así es el proceso, y es tan rápido... Ya sabes, rodando un episodio nuevo cada semana, parece de usar y tirar. Me sentía como picando la tarjeta de las horas y no perdiéndome en ningún tipo de conexión pasional con mi trabajo. Así que iba a casa e intentaba escribir la película que yo iría a ver, y también algo que sentía que tenía un significado profundo. La frustración me llevó a escribir American Beauty.(...) Con la película, me han ocurrido cosas maravillosas, pero cuando trabajaba en aquella serie de televisión (Cibyll), donde tenía que tratar con ejecutivos de televisión estúpidos... La verdad es que la vida es bastante equilibrada. Las cosas van muy bien, pero luego siempre hay alguien que te está fastidiando. Digamos que estoy felizmente enfadado."
Alan Ball (luego de ganar el oscar por el guión de American Beauty, pudo realizar sus propias series: la premiada Six Feet Under, y la nueva y visceral True Blood). Fuente: El Mundo.


"En la televisión por aire lo único que se hace es hablar. Creo que un programa debe tener un aspecto visual, cierto sentido del misterio, cabos sueltos. Creo que debería haber sueños, música, tiempos muertos y cosas que no se resuelven. (...) La televisión es prisionera del diálogo y la steady-cam. La gente camina y la cámara la sigue. Parece que tienen algo muy importante entre manos, porque caminan a 25 kilómetros por hora, hablan e intercambian papeles. Ese es el estilo moderno.(...) Prefiero sentarme en la sesión de terapia y hacer una escena de doce minutos. En el programa hay una regla, y es que en la terapia la cámara no se mueve: no avanza, no retrocede ni se mueve hacia los lados. Hice terapia mucho tiempo, y nunca vi moverse una cámara ante mis ojos. Yo quería que todo fuera plano. Quería que el público tuviera que pensar qué era lo importante, que hiciera el mismo trabajo que hacía la Dra. Melfi. (...) ¿Se refiere a si nos desviamos de la trama? ¿Si nos amparamos en la seguridad del programa y apostamos todo a un único chiste? Sí, lo hacemos, a pesar de que se supone que nunca se debe hacer eso. A veces la gente se ríe de todo lo que digo y yo empiezo a pensar: "En parte se ríen porque yo soy el jefe. Es triste. (...) En realidad, escribir Los Soprano es muy fácil, porque todo lo que dicen todos es mentira. Son falsedades, autojustificaciones, racionalizaciones, fantasías y falta de comunicación. Por eso creo que siempre hay un chiste dando vueltas, y es que esa gente no se comunica. Están engañándose, mintiéndose a sí mismos y a los demás todo el tiempo."
David Chase (Los Soprano) Fuente: Clarin 

"Una serie de televisión es una historia sobre un grupo de gente. (...) El concepto es seguir a esta gente, no a los eventos. Por ejemplo, Galáctica no es la historia de una nave. No estamos en la sala de mando y luego vamos a la sala de máquinas como si fuera una novela. Uno toma una decisión al principio: formar un grupo central fuerte de seres humanos. Entonces, la historia natural se da a partir de mantenerlos como centro del dram. (...) Uno podría hacer una serie sobre la nave Galáctica, pero sería antiético para una serie, no es lo que la serie es. (...) Uno puede armar una serie que sea más sobre un ambiente, un lugar o una situación, y tener personajes rotativos saliendo y entrando semana a semana. Pero no se puede meter a la audiencia en esos personajes de manera tan profunda."
Ronald D. Moore (Battlestar Galactica) Fuente: Complications Ensue.

"Primero, al principio de cada temporada, teníamos una especie de retiro con los principales escritores, los tipos que iban a estar en plantilla todo el año. Discutíamos lo que queríamos decir, pero en realidad discutíamos sobre actualidad/ideología/política. No todos los escritores pensaban igual. No teníamos una opinión común en los asuntos a tratar, ya fueran la guerra contra la droga o la educación pública o los medios. Así que teníamos que discutir los temas en sí mismos primero. Sin importar los personajes, o la trama. (...) Si hay algo que distinga a The Wire de la mayoría de dramas serializados que se ven, es que los escritores no venían de la televisión. Ninguno de nosotros creció queriendo llegar a Hollywood y escribir uan serie o una película. Ed [Burns] fue policía, y después profesor. Había periodistas entre los guionistas. Había novelistas. Había dramaturgos, también. Todo el mundo empezó en otra parte. (...) Bueno, no eramos cínicos con que nos dieran diez, doce, trece horas—lo que nos diera HBO cada temporada. Todo eso era un regalo increíble. La narrativa de El Padrino, incluyendo la tercera parte, la más floja, es como… ¿Cuánto? ¿Nueve horas? Y mira cuánta historia fueron capaces de contar. Nosotros teníams más que eso en cada temporada. Así que maldita sea, mejor tener algo que decir. Suena muy simple, pero es una conversación que no creo que ocurra en muchas series dramáticas. Con seguridad no en la televisión americana. Creo que para un montón de gente nuestro trabajo como guionistas de televisión consiste en levantar el programa como una franquicia y tener tantos espectadores, tantos globos oculares, como sea posible, y mantenerlos. Si les gusta x, les damos más x. Si no les gusta y, no les damos tanto y.(...)  Lo que nos preguntábamos era, “¿Qué deberíamos decir durante doce horas de televisión?” Y eso es un impulso periodístico. Eso venía de los guionistas que eran periodistas y, hasta cierto punto, de los novelistas que escribían parala serie y que escribían en un marco realista, como ficción con investigación."
David Simon (The Wire). Fuente: Como el Agua

Hay mucho más dicho y hecho por ahí. Ampliaremos a lo largo del camino.
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viernes, 15 de enero de 2010

ESC.71 INT. GUIONISTAS Y CARTÓGRAFOS -- DÍA

Uno de mis nuevos compañeros de trabajo (alguien con quien nunca había formado equipo antes), se aventuró esta semana a explorar este blog. Su forma de trabajar y la mía, esto lo vemos en la práctica, son bastante diferentes: el escribe desde un lugar de "caos creativo", por ponerle un nombre, mientras que yo me ato más a ciertas cuestiones técnicas (sin llegar a esa cosa americana del pura fórmula).
Otro de nuestros compañeros, escribe, como lo llama nuestra jefa, "desde el alma" de los personajes. Es decir: aun dentro del marco estipulado de las lineas, se sumerge en las motivaciones más profundas y en la personalidad de cada personaje antes de desarrollar el capítulo. En la tira, que está más impulsada por asuntos de trama que por motivaciones de personajes (que son contempladas,claro, pero que no están en primer lugar en la balanza de desarrollo), este método es bastante poco usual. Pero podemos hablar en profundidad de esto otro día.

El post de hoy tiene que ver con mi primer compañero, mister caos creativo, y un mail que me envió luego de leer varios post de este blog. Su mensaje va así:
"Lei tu blog, me parece muy interesante, y muy cierto... Pero yo te quiero decir, que todo eso son herramientas, uno no debe escribir desde la formula, para mí es asi y escribo desde ahi... Yo creo que uno escribe, vuela, ojo, dentro de un marco y lo mas maravilloso, es cuando surge lo autentico...Y eso marca la diferencia... Luego está quien analiza lo que se escribe y como opera quien lo hace, como operan esas cabezas... Pero el actuar, el escribir, es algo natural, y la tecnica... ES UN DESCUBRIMIENTO. Cuando vos en algo andas flojo, ejemplo yo que tiendo a escribir de más, bueno, se que debo tomarme el trabajo de acotar. Pero no debe ser una condicion sinecuanon escribir a traves de la tecnica....Aunque claro que sirve y mucho...Y es bueno estudiarla...Pero no atarse a ella". 

Mi respuesta fue la siguiente:
"Gracias por lo del blog. Es verdad lo que decís, hay una cuestión de imaginación que es irreductible a una fórmula, muy propia de cada uno. Pero por otro lado, el lenguaje con el que trabajamos está altamente tipificado, nosotros no hacemos prosa, sino que generamos una herramienta que les sirve para trabajar a otros. Aquí es donde la técnica va primero, porque si no escribis en un lenguaje técnico, es muy difícil que el resto de la cadena pueda montarse sobre ese texto para generar un producto final".

La conversación electro-epistolar terminó allí. Sin embargo me quedé pensando.
¿Cuál es el equilibrio exacto entre ambas cosas? 
Escribir un guión es como dibujar un mapa que otro usa para llegar a destino. Si nos ponemos muy subjetivos en su construcción, ¿la otra persona podrá encontrar el camino? ¿O se perderá de manera irremediable?
Pero, si solo confeccionamos un mapa, ¿no estamos dejando demasiado en manos del viajero? 
Siguiendo la anología, en cierta época, escribir mapas no solo era una forma de enseñar un camino, sino antes que nada, un forma de descubrir el mundo, interpretarlo, imaginarlo sobre el papel. 
Quizá somos cartógrafos, antes que kiosqueros que venden un mapa número 5 con división política. Observamos las costas del mundo, y vemos los posibles monstruos y maravillas que hay en ellas, y agregamos esta información a nuestros mapas, para alentar a aquel que lee a viajar no solo física, sino espiritualmente. 




viernes, 8 de enero de 2010

EL GUIÓN PERFECTO - /6

Me subí al coche, le di arranque, y ahí la vi: la pequeña cobradora, la guardiana de la caja, aun fumando, parada en la esquina, mirando alternativamente a sus compañeros de trabajo que se alejaban, y a mí. Aceleré y pasé por al lado de ella en mi "huida". Cruzamos miradas. Me di cuenta de que había visto mi conversación con los otros dos, probablemente el intercambio de dinero, y que todo aquello le resultaba sospechoso.




lunes, 4 de enero de 2010

FELIZ AÑO PARA TODOS!!

Las fiestas (y el trabajo; probablemente más el trabajo que las fiestas) me tuvieron alejado del blog uno días. Navidad se me pasó volando y me quedé con las ganas de subir un post sobre cuál era, para mí, la mejor película de navidad (The Nightmare Before Christmas -El extraño mundo de Jack en la traducción para hispanoamérica-, esa joya increíble dirigida por Henry Sellick e ideada y producida por Tim Burton).
El 31 también pasó como un bólido. Quizá sea yo, que estoy con la cabeza en otra parte, pero estas fiestas se me hicieron poco festivas, apenas un trámite al que nos obliga el calendario. Con esto no quiere decir que la haya pasado mal; al contrario. Pero muchas veces la fuerza de las costumbres nos llevan a jugar unos personajes navideños, findeañeros, que son bigger-than-life, como dicen los americanos; nos sentamos en el escenario de las fiestas como si fueran una hijuela al escenario de nuestras vidas. Las fiestas ya son lo suficientemente simbólicas, como para tener que sobreactuarlas.
Pero bueno, en fin, las fiestsa están en el ojo del observador, así que no me hagan mucho caso en todo esto.
Lo que sí perdura es la sensación de que algo se terminó (un año como representación de un período de intenciones y resultados), y algo comienza (otro período donde seguiremos tratando de que la balanza entre nuestros sueños y la realidad de equilibrio). La esperanza de que todo vaya mejor está en el aire: dependiendo del ánimo de nuestras antenas, la sintonizaremos mejor o peor.
Es casi inevitable cargar ese algo que comienza con deseos. A veces son tan evanescentes, que nos cuesta enfocarlos. Otras, se hacen tan evidentes, que nos permiten hacer una lista. No es que sea necesaria, ni siquiera útil. Pero la lista suele estar allí, rondándonos.

Mi lista va más o menos así:
1) Seguir observando, maravillado más allá de lo que puede decirse con palabras, como mi hijo crece.
2) Seguir apostando a que mi mujer es la persona con la que quiero compartir el resto de mi vida.
3) Seguir trabajando para lograr aquello que este país se empecina en hacer casi imposible: comprar una casa para mi familia.
4) Seguir invirtiendo tiempo, energía y esfuerzo en este blog, que es una de las cosas más importantes que me pasaron en 2009. Por lo que me permitió descubrir sobre mí mismo, y por el contacto que me brindó con todos ustedes.
5) Seguir intentando descubrir nuevas formas de contar, lo único que sé hacer (y quiero hacer) realmente bien.
6) Seguir intentando contar lo mejor posible sin necesidad de descubrir nuevas fórmulas, para poder entender los lenguajes que están en boga.
7) Seguir bregando para construir el sueño de saltar al cine.
8) Terminar la novela que empecé.
9) Disfrutar de la familia, de los amigos; de la vida.

La lista debería tener 10 puntos, ¿no? Pero llegué al 9 satisfecho; ¿para qué forzar las cosas?
Besos, abrazos y feliz año para todos.
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